Estoy de acuerdo con las aseveraciones de los compañeros, pero detesto esos recursos "cursis", que se utilizan para motivar en ciertos estamentos. Me refiero a ese "ayante" fingido, como recurso mercadológico, para supuestamente reconocer a los empleados. Lo respeto, pero no lo comparto.
La verdadera motivación es diaria y con cosas puntuales, como un abrazo sincero, una invitación espóntanea a comer, a compartir, un regalo. Pero no programados. También ascensos, aumentos salariales, facilidades de horario, son importantisimos en el entorno laboral.
Ahora bien, no solo en el ámbito laboral o bibliográfico, sino en la vida misma, vivir desmotivado es frustratorio. La motivación es el motor que da sentido a la vida del ser humano.
Creo
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